Cambrils


































Los viejos se vuelven dos veces a comprobar si volvieron los gitanos con la cabra, como antaño.

Pero sus pieles son claras y el animal esta hecho de espuma y trapo.



A veces me gustaría saber como se nos ve desde fuera. Aunque hoy lo que quiero es contaros como se ve desde dentro, cuando todos los ojos están fijos en el pequeño cuerpo que hay entre nosotros y ellos.

Abuelos y nietos con idéntica cara de niños, boca abierta, mirada sonriente, pequeños a los que el cuerpo se les mueve solo con el jailhouse rock de Elvis, mujeres que aplauden como si tuvieran delante a la auténtica Edith Piaf, "olés",palmas y carcajadas con la flamenca...

Pero comenzar siempre es difícil, los primeros minutos hasta que alguien se para. Algunos miran de reojo y sonríen, otros nos miran indiferentes como si vieran a todas horas ovejas que cantan...



A esas alturas todavía somos unos locos moviendo un muñeco de trapo. Pero confiamos en que el hechizo haga su efecto y esto funcione de nuevo.



De repente un niño se para, sus padres le miran con ternura, ahí comienza el espectáculo.
Se para otro y otro más, algunos adultos que van solos con distancia prudente,o media sonrisa.

En sus miradas la oveja vive. A veces los más pequeños se acercan a darla un beso, a acariciar su cabeza o a estrechar su pezuña. Otras le dicen adiós con la mano colgados de los brazos de sus padres, cuando estos le insisten en que ya las han visto demasiadas veces seguidas.



Definitivamente son ellos, y no nuestras manos, los que les dan vida a nuestras pequeñas estrellas de la canción.

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